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En su camino hacia los Juegos Olímpicos, un amplio equipo pluridisciplinar acompaña a los deportistas para ayudarles a dar el salto de regatista a atleta

Junto a los deportistas del equipo nacional de vela encontramos un amplio grupo de especialistas en distintas disciplinas que colaboran en cada uno de los factores que hacen posible la metamorfosis de simple regatista a atleta capacitado para representar a nuestro país en unos Juegos Olímpicos.

Las reglas del juego son uno de esos aspectos que durante cuatro años se han tenido muy en cuenta para lograr una formación completa de nuestros deportistas. En este caso, la vela plantea un mundo complejo, cargado de detalles que hay que saber interpretar y aplicar.

Diego Yubero. ©Whats Studio l RFEV

Diego Yubero es el asesor de reglamento del equipo de la Real Federación Española de Vela, y su trabajo con los deportistas comienza con el conocimiento de esas reglas, que va mucho más allá de conocer cada una de ellas: “Hacemos formación de reglamento, pero también trabajamos la táctica ya que la toma de decisiones en el agua va siempre unida al reglamento. Es un aspecto que hemos trabajado mucho con clases rápidas como el Formula Kite, intentando automatizar la toma de decisiones sobre diferentes escenarios. También tenemos en cuenta la técnica, sobre todo en aquellas clases como el ILCA en las que se aplica la Regla 42 referente a la propulsión”.

El nivel de trabajo con cada deportista también es distinto, porque como Yubero comenta “hay equipos que tienen más nivel en reglamento que otros. Las clases rápidas, las más nuevas, son los que tienen más deficiencias, como el iQFOil, o el Kite, que al ser una clase nueva tiene un reglamento nuevo. Experiencia y formación nos llevan, en el lado contrario, a Jordi Xammar y Nora Brugman con un alto nivel en reglas, lo mismo que pasa en 49er con Diego Botín y Florian Trittel, en 49er FX con Támara Echegoyen y Paula Barceló, o en Nacra 17 con Tara Pacheco y Andrés Barrio, teniendo a los ILCA en un nivel intermedio”.

Y estas diferencias también son aplicables según las clases. “Por ejemplo, en Formula Kite, al principio no había casi protestas y a medida que los deportistas han evolucionado en conocimiento sobre el reglamento han crecido las protestas porque, además, es una clase en la que se dan muchos incidentes. También hay muchas protestas en el iQFOil, al ser otra clase propensa a los incidentes y situaciones comprometidas ante las que pueden pedir reparación en su puntuación. Como contrapunto, en Nacra 17 hay poco volumen de protestas, como pasa en 470 salvo situaciones puntuales”.

Aprovechar el reglamento para desarmar a un contrincante también forma parte de las regatas, situaciones con las que el regatista puede jugar actuando de un modo más o menos conservador según los casos. Ante un enfrentamiento como los Juegos Olímpicos, Yubero comenta que “cada equipo valorará mucho dónde se encuentra en la competición, si tiene que arriesgar o ser conservador”.

Ante una regata, y especialmente de cara a los Juegos, Diego Yubero es responsable de un trabajo previo imprescindible como es la lectura y análisis de todos los documentos que rigen la regata para trasladarlo al equipo.

Y un punto clave en cualquier regata es la Sala de Protestas, donde se dirimen las infracciones que puedan cometerse en el campo de regatas, a lo que va enfocada la “formación a la hora de saber cómo afrontar una protesta y sus procedimientos, asesorar en su preparación y defensa. Este aspecto es el que requiere más trabajo, porque los jueces juzgan lo que pasa en la sala y es muy importante saber convencer, ser buenos oradores, tener un buen conocimiento para saber improvisar, tener una buena conducta, dominar el lenguaje corporal, etc. Para ello hemos hecho muchos simulacros de protestas.”

Pero no todas las protestas se resuelven en tierra, ya que los jueces pueden actuar en el agua, como es el caso de las Medal Races, aplicando sanciones a medida que transcurre la regata. Pero esto no es fácil en el caso concreto de los Formula Kite, cuya velocidad y características especiales hacen imposible que una lancha del jurado se pasee por el campo de regatas. La solución llega desde el cielo, con drones, un sistema de arbitraje sobre el que la clase ha trabajado mucho durante estos años y que retransmite a los jueces, en tierra, lo que está sucediendo en el agua.